domingo, septiembre 17, 2006

La puntita nada más.

Este tan querido partido nuestro, el PSOE, arrastra aún una cierta manera de hacer las cosas, una especie de síndrome psoe. Como todo el mundo sabe, dicho modelo se caracteriza por el Sí pero No, o visto más positivamente, el No pero Sí.

Felipe era esclavo de ese modelo. Su argumento era: salimos de lo que salimos, el personal es más bien centrista, hagamos las cosas pero no escandalicemos. O dicho de otra manera: metamos la puntita nada más.

Esto era válido, sobre todo, para temas de los llamados sociales, o lo que es lo mismo, temas que afectaban al sentimiento íntimo -de ahí el nombre del modelo-, y que no se sintiera nadie - bueno, la mayoría- especialmente atacado por leyes, reformas, etc.

Los más claros ejemplos: divorcio y aborto.

Perfecto, leyes no escandalizadoras. Los que se oponían tachándolas de rojas y ateas y marxistas, pues ya iba bien. Empezaron a funcionar, y hete aquí que los presuntamente escandalizables lo prueban, conociendo lo que ya antes otros sabian: saborearon las amargas mieles de la insatisfacción. Paso necesario, parece, para poder decir luego lo de que la sociedad ha evolucionado, o el tan manido hay que hacer frente a las nuevas situaciones, etc etc etc.

Ejemplo: reforma del divorcio, reforma del aborto.

O sea, que de la puntita nada más, evolucionamos hacia la penetración -más o menos profunda- de lo que era imposible asumir de golpe en las mentes más centristas -que no necesariamente centradas- de la ciudadania.

Parecía que, con Zapatero, esto había acabado. Con lo de Irak -me voy y punto-, los matrimonios gays -yo os declaro marido y marido, o mujer y mujer- y alguna que otra cosilla que nos queda por ver, la práctica ha sido hasta ahora:'respira hondo, que va hasta el fondo.'
Y hete aquí que llega la Ley del Tabaco. Será porque Elena Salgado es de época felipista, pero vuelve el modelo la puntita nada más. Por supuesto, con las incoherencias inherentes al síndrome. Pero más aún, con un dudoso respeto a las libertades individuales. ¿Se puede fumar?. No, pero Si. Sí, pero No.

En lugar de hacer una sencilla Ley que dijera: respetemos el derecho de los no fumadores a no serlo, hoy nos encontramos con la incoherencia de que en una empresa que hay 5 trabajadores, y los 5 fuman... pues no, a joderse, no pueden fumar. ¿Por qué?. Pues porque a Elenita no le sale del Vogue. E igualmente la ley podría haber dicho: en bares no se fuma. Y punto. Pero no. En el más hilarante ejercicio del Si pero No, No pero Sí, se puede o no se puede depende de tamaño, de la zona, de si es pequeño y quieren...

Quizás lo preocupante es unas declaraciones que hizo, del tenor: como no haya suficientes bares pequeños de no fumadores, os la meto hasta el fondo. Bueno, no lo dijo exactamente así, per más o menos. Desengañate, Elena.. no habrá voluntariamente demasiados bares pequeños de no fumadores. El del bar será muchas cosas, pero tonto -o muy tonto- no: sin humos ergo sin clientes. Y lo de los bares grandes menudo lio. Y lo de las máquinitas, de chiste (si, si, pásmense.. la tiene que instalar el usuario a la vista suya.. por si entran menores viciosos!!).

Con lo que podemos asistir a una ultramegarápida evolución de la puntita hasta el fondo. Aunque lo que puede ser de chiste es el argumento. Afina, Elena, porque lo de que en 9 meses la sociedad habrá evolucionado, o lo de hacer fente a nuevas situaciones, será un ridículo bastante notorio. Echale valor: es más fácil un nos equivocamos, y que en sitios públicos no se fuma, y que en zonas no públicas de centros de trabajo, se fuma si todos quieren o aceptan.

Y como siempre, la pregunta del millón. Además de cabreos y tocada de cojones, ¿esto se paga en votos -en contra, me refiero-?. ¿Más o menos que el estilo arrasador de Zapatitos?. Démosle una vuelta.

Mañana, quien sabe.